Científicos antes la crisis climática. Epistemología y cultura científica_Tarea 8 

Para la última tarea de la asignatura hay que elegir y comentar una noticia de grupos de científicos críticos. Por ejemplo Union of concerned scientists y he elegido una de las últimas que habían publicado en el momento que la he abierto. 

Plantea la Directora de análisis estratégicos climáticos que en momentos de crisis la sociedad comprende que haya individuos que rompan las reglas asumiendo las consecuencias. Pero ¿qué pasa con el cambio climático (se entiende como crisis) y con los científicos? “Una sociedad sana necesita reglas pero también gente dispuesta a romperlas”. ¿Están dispuestos a romper las reglas para luchar contra el cambio climático? Es momento de que los científicos saquen la cabeza enterrada en la ciencia. ¿Qué hicieron durante décadas los científicos trabajando para Exxon? Predijeron con increíble precisión el aumento de la temperatura media global debido al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. (Artículo del mismo grupo) Eran muy buenos científicos, los mejores. Ellos incumplieron las reglas, por lo menos las éticas, de poner la verdad (la ciencia) por delante de sus intereses financieros personales. 

Hoy, escribe Erika Spanger-Siegfried, muchos científicos rompen las reglas y se la juegan al luchar contra el cambio climático, aunque sin arriesgarse ni de lejos tanto como los activistas por los derechos civiles, ni como los activistas de los pueblos nativos y racializados del sur que más están sufriendo las consecuencias de la crisis climática. Pero eso sí, no solo se enfrentan a la represión sino al rechazo de buena parte de la sociedad a sus acciones. Y yo añado, o pongo como ejemplo, las reacciones a acciones simbólicas en los museos. 

Yo trabajo para la investigación biomédica y me relaciono con decenas o cientos de personas investigadoras y me sorprende mucho el esfuerzo que se pone en encontrar la cura a muchas enfermedades, como el cáncer, sin que haya conocido a nadie que se pregunte el sentido de que dentro de unas décadas aumentemos la esperanza de vida de una sociedad sin esperanza. El personal investigador tiene unas orejeras de burro que le impide ver que su trabajo en un planeta inhabitable no tiene ningún sentido. Miles de jóvenes científicas se dejan la piel literalmente para encontrar curas a diversas enfermedades que pasarán a ser problemas de una ínfima minoría de la sociedad en unas pocas décadas si no ponemos remedio. 

¿En qué consisten esas orejeras? Principalmente tecnooptimismo aunque también percibo mucha ignorancia, para nada incompatibles. Existe un sesgo cognitivo al ser consciente del gran hype de la investigación biomédica en cáncer, de que la cura no está ni de lejos cerca, pero se sigue en la rueda. Sin embargo, se sigue pensando que “algo inventaremos” los científicos, véase energía infinita en la fusión nuclear, secuestro de carbono, y demás pensamientos mágicos. 

Aunque para ser justos, y volviendo al artículo, la profesión científica no ha sido precisamente muy luchadora históricamente, más allá de los notables proyectos como Science for the people; y que ahora se está dando una movilización muy importante con colectivos como Rebelión científica y afines. Y cada vez más personas investigadoras dan el paso y reconocen que si bien la ciencia debe ser objetiva ellos no lo son, y como científiques se tiene una responsabilidad moral hacia la sociedad, especialmente investigadoras del clima que teniendo los datos, teniendo la razón, pero no saben qué hacer con ella. 

Resistencia, acción directa, desobediencia civil, etc. son tácticas necesarias para luchar contra el cambio climático. 

La represión no solo llega de las fuerzas de seguridad, cuenta Erika cómo han despedido de la universidad a la Dra. Abramoff por pedir a los científicos geólogos, en un congreso de geología, que era hora de salir de los laboratorios a las calles. ¡Qué atrevimiento! Pero tiene razón la autora, si esa represión (interna y externa) no existiera significa que no se está haciendo bien. 

No puedo dejar de mencionar cómo la plataforma más importante de divulgación científica de España, Naukas, con una fuerte inversión de dinero público, cuando trata cuestiones de cambio climático lo hace dándole voz al “greenwashing” y a los portavoces de las empresas que más contribuyen al mismo

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